El cielo iba cubriendose de gris...
se me adormece la sonrisa.
Y era la una menos diez, la comida estaba servida y el nudo en mi
garganta iba encontrando explicación. Y es que ya no valen orgullo ni voluntad cuando se trastoca mi mundo al mero asomo de tu nombre. Esta eterna lucha por lo que quiero no es más que una "cinchada" contra tus ausencias y me gana la certeza de saber que no hay tercera que sea la vencida.
El almuerzo en la mesa y mi llanto tan sincero, tan pulcro, con lágrimas junto a la jarra que hacen juego con el agua. Y el mantel me recuerda que es la hora de almuerzo y el sol todavìa esta alto.
Y estos ojos no quieren entender que tú no estás .....Me es más simple el autoconvencimiento, pretender que acá finaliza mi cotidianeidad,alejarme de esta mesa, de este plato, de este agua, sobre todo de esta agua y sus eternos deseos de mimetizarse con mi esencia.
pentagrama vacìo, el silencio perfecto.
Así empezo todo...