Misteriosamente clara...

La vida es misteriosamente clara.

Nos esconde lo esencial y nos va despistando con tristes alegrías.

Pero nosotros, en nuestra libre esclavitud, podemos tejer una tupida red de sueños que nos hagan más llevadera esta existencia.

Yo creo en esos sueños, en las caricias, la sonrisa, el respeto por la vida y en la amistad.

Sobre todo creo en Dios, a mi manera, con un amor a veces caprichoso pero sobre todo sano.

Un amor en las cosas y en la gente que hace que todo tenga un poco de sentido.

Desde esta distancia líquida e incolora, casi etérea, te mando un cálido beso y un fuerte abrazo, abrazo de carne y sueños que vence el vacío de la red y lo llena de ternura.

Ánimo, al final lo único que nos queda es la voluntad de querer seguir...